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Buscando auyamas y maíz: un paseo por Craven Farm

Buscando auyamas y maíz: un paseo por Craven Farm

En esta galería comparto sobre una de mis primeras visitas a las granjas de auyamas y maíz que encuentras en Washington por la temporada de Halloween. Recuerdo durante esos días cuanta impresión me causó ver auyamas (pumpkins) realmente grandotas. Hay hasta competencias con ellas, con los diseños esculpidos que logran y … algo que no me atrajo tanto… es el desperdicio que a veces sucede con esta delicioso verdura.

Aquí en una famosa granja llamada Craven Farm durante un mes de Octubre. Pleno hermoso otoño. Abajo de la galería comparto recuerdos de esa experiencia.

Mi 1era visita a Craven Farm en el estado de Washington durante la temporada de Halloween fue una experiencia muy bonita y deliciosa: fue una combinación de encanto otoñal (para fascinarse con los colores), degustación de comida hecha con maíz o con auyama (mi torta de auyama no la pelo) y juegos para toda la familiar. Esta granja está ubicada en el muy conocido y pintoresco valle de Snohomish y es muy visitado en algunas fechas por sus celebraciones festivas, enn este caso, por la temporada de Halloween.

Al Craven Farm lo decoran en cada rincón para encantar mucho a los pequeños de la casa. Desde el momento en que llegué, me impactó el tamaño del terreno, las vistas y el gran paisaje de siembras muy bien cuidadas, los sonidos de los animales y los aromas de la temporada que son riquísimos.

Recuerdo bastante cuanto me impresionó el extenso huerto de tipos de calabazas (como dicen mis queridos mexicanos) o auyamas, como le digo yo como orgullosa venezolana, y con los tamaños de cada tipo suelen hacen cosas y decorar escenarios que parece todo un espectáculo merecedor de contemplarse con tiempo. Habían hileras de todas las auyamitas esperando ser recogidas por las familias en carritos o carretillas y trencitos. Los nenés son quienes más disfrutan el recorrido en trencitos. Y la gente se lucía escogiendo tamaños y formas, porque algunos de ellos tenían en mente esculpirlas de ciertas maneras y tallarlas para exposiciones de eso que llaman Jack-o’-lanterns.

En una de las áreas de los terrenos, está también los cultivos de maíz. Y, de hecho, una de las razones por las que en ocasiones solemos frecuentar visitar esos lugares es porque anualmente exhiben un gran laberinto destacando diseños magníficos de laberintos de maíz. En estos laberintos, uno aprecia muy de cerquita lo imponente de sus tallos, la gran cantidad de acres de tierra quie a veces utilizan para todo el show de temporada, y que te lo disfrutas con visitantes de todas las edades. Recuerdo esta primera que nos tomó algo de rato para poder salir y terminamos solicitando ayuda porque nos encontramos en un bucle sin salida, y andábamos con Ale, el más pequeño de la casa en ese tiempo, quien ya estaba asustadísimo pensando que no saldríamos de ahí. Así que la experiencia sí que llega a ser algo muy emocionante pero dependiendo del tamaño y diseño del laberinto como la hora de la visita también puede llegar a ser un poco inquietante; el anochecer comienza a caer y las sombras se alargan en los campos, cosa que confunde la salida. Sin embargo, antes de entrar en ello, los organizadores suelen advertir al respecto pero están preparados para ayudar y asistir urgentemente de ser necesario.

Toda la atmósfera es de diversión y un momento muy festivo para tantas familias que van en la búsqueda de las auyamas para las decoraciones de sus hogares y el famoso gran día de Halloween. Y esta granja, así como muchas otras, se organizan de forma genial que ofrecen una gran variedad de actividades, incluyendo paseos en carruajes por los huertos, musica y bailes, comidas típicas y hasta estaciones de pintura y decoración de calabazas y áreas para tomas de fotos exclusivas. También noté que hay oportunidades para recoger manzanas y otros cultivos, y exhiben algunas mascotas para los más chiquitos.

Hubo quienes nos dijeron que al caer la noche los eventos, las luces y actividades hacían de ese espacio un lugar mágico, sin embargo, no nos quedamos porque nos queda algo lejos casa. Recuerdo que conversé sobre los camiones y las maquinarias que tenían en los galpones siendo que me trajo recueros de algunos familiares que que tuve en Venezuela. Cuando estás en el área de comida no falta en esas fechas la deliciosa sidra de manzana caliente; suele ser la manera perfecta de cuidarnos bajo el clima frío del otoño.

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