Escoger Nuestras Amistades Cuidadosamente → SoldeVenezuela

Todos hemos vivido en familias donde vemos como los padres intervienen en la selección de las amistades de sus hijos. Incluso hemos presenciado situaciones en donde cuestionamos a otras personas cuando solo buscan ‘ciertos’ amigos para tratar o con quienes entrar en contacto.

Sin duda todos hemos pasado por los momentos de ser cautelosos con la gente con quien tratamos diariamente. El hecho de decir “escoger amistades cuidadosamente” te haría pensar en un tanto de injusticia. Pero si detallamos todo lo que conlleva esa elección, y con frecuencia lo recordaramos aún cuando adultos, y no solo cuando nuestros padres solían decírnoslo cuando niños, lograríamos ver desde otra perspectiva la importancia de dedicar unos minutos a reflexionar sobre la gente que consideramos son nuestros amigos.

El crear amistades, el dedicar a compartir tiempo y lugares con ellas, el interesarnos en cultivarlas, son acciones naturales que nacen cuando una persona inicia o decide nuevos cambios en su vida social. Son decisiones que tomamos y que sabemos que muy bien afectan – o van a fectar – nuestra vida en general. Ahora bien, basándonos en esa forma de ver las cosas, además de aprender a ser más cuidadosos con quienes integran nuestros grupos, mostraríamos una mente más abierta al entender el por qué otras personas actúan ante “ciertos grupos” como lo hacen. No hay una persona que favorezca todo los grupos, o que sea del agrado para todos, eso es más que razonable. Así como tampoco tenemos ní las habilidades, ní las herramientas completas para encajar en cuanto grupo llegamos, o a los que somos invitados. Sin embargo, algo importante es tratar de conocernos más, de definir realmente qué queremos encontrar, qué queremos agregar a nuestro estilo de vida, de conocer también qué buscan en el fondo algunos con quienes tratamos. Esto puede sonar injusto para algunos, pero si somos capaces (y sabemos las razones) de enseñar a los niños a ser cautelosos con quienes se acerquen a ellos, ¿no deberíamos seguirlo recordando cuando somos adultos?

¿Hay en tu grupo de amigos, personas de las que puedas aprender, crecer, cambiar, o hasta sentir soporte y apoyo?, la amistad a la final es eso. Es cierto cuando dicen que ‘algo’ aprendemos de todos, y más ¡vaya! que aprendemos cuando cometemos errores con esas personas; la experiencia, por ejemplo, es algo que se gana. La amistad incluso es otra oportunidad para expresar cariño, para volver a intentar, y hasta para llenar algunas soledades. ¿No sería un acto de sabiduría el aprender a llenarnos con gente que nos ofrezca beneficios – nos ayude o nos de un empujoncito – para crecer profesional, personal, o espiritualmente? No necesitamos solamente de un par de amigos los fines de semana para ir a beber, bailar, o a un café. También buscamos amigos que nos acerquen a las cosas que queremos, amistades que nos enseñen que vale la pena, por ejemplo, enseñar a otros sobre esas cosas que hacemos bien. Alguien que nos diga que hay que seguir luchando aunque todo parezca difícil y que nos recuerde el por qué, o que nos muestre la importancia de la familia realmente. E incluso las buenas amistades saben hacerte ver todo aquello que no te permite crecer y que debe ser cortado de raíz, y merece la pena escuharles. Este es realmente el tipo de personas que todos deberíamos trabajar fuerte en encontrar y mantener. ¿Verdad que no hay un acto de injusticia pensar un poco así?

Reconocer que no siempre recibimos lo que esperamos obtener de quienes están con nosotros podría ser el primer paso para ver en qué fallamos, quizá, en qué necesitamos mejorar con esa amistad, qué expectativas tener presentes, o simplemente liberarnos de falsas relaciones. Después de todo no es más que ahorrarnos tiempo mutuamente para dedicar a otras cosas y personas que nos llenen y apoyen nuestro feliz crecimiento.

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