Gracioso el tema y de seguro que quién lo leerá vendrá con la disposición de cuestionármelo [risas]. Bienvenido y estas invitado a comentarios. También serás decepcionado porque no es, por ahora, con el motivo de publicar mi receta. Es por expresar la parte sentimental y psicológica que envuelve el “tener las manos en la masa”.
En Venezuela, la arepa es un plato típico en todos los estratos sociales. Desde ser presentada con mantequillita, queso, hasta jamón, pernil o salmón, nuestra rica arepa siempre se roba escenarios con facilidad. Hablando con amistades, visitando la familia, pasando un “ratón”, merendando en el trabajo o en la escuela, o ganándose la vida, esta misma arepas son hechas con sentimientos.
¡Qué Venezolano o algunos suramericanos no han disfrutado la sensación de batir harina y agua con las manos! Esa pegajosa sensación que sabe los pensamientos secretos que guardamos cuando la batimos. Amasar esta harina es un momento que hacemos único. Suelo ver quienes, justo en ese momento, cantan con mucho ánimo. También me divierto ver que hay otros que lo aprovechan para no parar de pelear con su pareja. La diferencia, en la primera la masa siempre queda suave, la segunda, en cambio, le echan más agua y amasan mas tiempo porque las bolitas duras de la masa no quieren desaparecer. Conclusión, prepara la masa y después peleen, asi no trabajan doble. Bromeo.
El venezolano siempre apreciará sus sentimientos hacias sus amistades con unas ricas arepas. Leerá siempre periódico con cafecito y arepa. Y hasta el que más critica diciendo que es mucha la masa para su dieta, no te sorprenda verlo a las 2 a.m. en una arepera “24 horas”. Incluso cuando estamos molestos nunca deja de aliviarnos una arepita caliente, un buen amigo a quien contarle nuestros rollos o sentarnos en la sala a ver una peliculita. Hasta se llora con una amiga muy rico cuando le contamos el rompimiento de un noviazgo; hacer arepas da chance para aplicar lo de buen oyente.
¿Por qué la arepa es tan común verla en la gastronomía venezolana? porque no hay gavinete en una cocina en Venezuela que no tenga un paquete de harina. La harina para arepas, indiferente de marcas, las guardan para casos de emergencia muchas veces. Para muchas familias el costo de la cesta básica no es tan accesible; a veces quieren darse sus gustitos pero meten harina también por si llegan intrusos a la hora de comer. “La arepas rinden”, siempre se escucha decir. “Monte más arepas que vienen varias personas”, es otro comentario. A raíz de estos comentarios es que nos damos ideas de la cantidad de arepas que que habrá que hacer en un dado momento, y aunque no lo creas, del tamaño de la arepa también. Uno de mis hermanos un domingo en la mañana me dijo: “De estas bolitas de masa de un paquete de harina salen 72 arepitas”, asi fue, siempre recordaré ese domingo y esa comedera de arepitas. ¡Siempre amaré a ese loquito!.
Después de amasar la harina con agua y sal, viene la hora de formar las bolitas, por supuesto teniendo presente la cantidad de personas. Formamos bolitas de tamaños variados, para hacerlas como aperitivos, como acompañantes e incluso como plato principal. De pequeñas a grandes. Tenemos arepas por región: Cuando son gorditas y pequeñas, no falta quien te grita, “ ah esas son gochitas”, y si son aplastadas y grandotas como un plato llano, que puedas doblar en el centro, te dirán que «esta sabrosa para rellenar con queso llanero».
En las fiestas, a los niños les fascina que su mami les haga arepitas dulces, o para llevar a la escuela. Sienten que sus mamis les aman cuando les complacen. ¡Quién no recuerda una arepita en la lonchera!, de esas dulcitas rellenas de tajadas de platano maduro. ¡Rico! Recuerdo a mi madre y a mi abuela, y automáticamente mis sentimientos estan con ellas, y psicológicamente me siento con calma al saber que muchas mujeres, a quienes amamos, estaban siempre alli cuidándonos cuando eramos pequeños. A ellas nunca les faltaba una arepa en sus hogares.
Las arepas, sin importa si las ves fritas, asadas, horneadas, rellenas, o que las sirvan donde sea, no se preocupen porque siempre se las van a comer todas. Y si no es así, tampoco se preocupen, porque las podrán usar para las recetas de los días siguientes. Unas arepas bien hechas, y hechas con amor, nunca se pierden. como diría yo: Redonditas, torciditas, flaquitas o gorditas, las arepas calientitas directo a la barriguita. ¡Yum!.
La verdadera forma de hacer arepas es hacerlas con la intención de que rindan, de que sean ricas, de que complementen una dieta sana, de que sean bien presentadas, y sobretodo de que podamos crear y rememorar lindas memorias con nuestros seres queridos. Para hacer arepas solo debemos ser creativos y no parar de inventar con esas bolitas en nuestras manos. Amasar y crear con nuestras manos. Y con ellas mismas disfrutar cuando las comamos.