Por las tantas experiencias que vivimos a lo largo de la vida, algunas de las cuales no hay que negar que son desagradables y hasta dolorosas, nos comenzamos a sentir muy negativamente afectados a tal grado que nos van apagando la energía, el ánimo, y nos desespera respecto el futuro. Y en la búsqueda por querer cambiar esas emociones y sentimientos por otras mejores, decidimos educarnos sobre nuevas maneras para vivir sanamente e interpretar esas experiencias diarias con claro optimismo y esperanza . Y dentro de los temas valiosos que estudiamos uno se topa con el de Mindfulness.
Para compartirte la definición más emotiva que encuentro que define esta práctica, en esencia, el mindfulness se traduce como ‘poner la atención plena’, es decir, es la práctica de volver a casa con nosotros mismos (como lo definen algunos autores y practicantes), reconectarnos con el momento presente y abordar la vida con un sentido de curiosidad, apertura y gratitud.
Y particularmente, siendo que es algo que integro a mi forma de vida constantemente, es la práctica que corroboro nos ayuda a saborear y apreciar la riqueza de cada momento y, lo que más atesoro, a navegar los altibajos de la vida con mayor resiliencia, paz y serenidad.
Dicen expertos y han reportado en estudios científicos que practicar la atención plena por las mañanas ayuda a establecer un tono positivo para eldía, haciendo sentir a las personas más concentradas, conectadas a tierra y presentes para abordar cualquier situación con mayor confianza. Estas son maneras de practicarla en la mañana y que creo es tiempo ideal porque es cuando damos inicio a una recarga de energía positiva y brillante necesaria para el día a día.
Comienza con tu linda intención: al despertarte, tómate unos momentos para establecer una intención para tu día. Podría ser una palabra o frase (amo las frases, yo tengo pegadas algunas a lo largo de mi casa) que represente cómo quieres sentirte, en que te enfocarás ese día o en qué quieres concentrarte.
Respira conscientemente: comienza tu día con unos minutos de respiración concentrada. Hay videos geniales en Youtube y, de hecho, podcasts con ejercicios guiados de respiración. Muchos practicantes te hablarán de sentarte cómodamente y prestar atención a tu respiración mientras inhalas y exhalas. Mientras lo realizas, observe las sensaciones de cada respirto, devolviendo tu atención a ello cada vez que encuentres que tu mente divaga.
Haz un escaneo corporal: ello te hará verificar tu cuerpo en funcionamiento y atención. Comenzando desde los dedos de los pies y subiendo hasta la parte superior de la cabeza, dicen los expertos que observes cualquier área de tensión, incomodidad o malestar. Luego, respira profundamente unas cuantas veces e imagina que relajas conscientemente los músculos tensos a través de cada respiro.
Muévete conscientemente: es crítico hoy día, con nuestros estilos de vida, que realicemos movimientos suaves, como yoga o estiramientos (yo intento ambos, debo mucho a los estiramientos), centrándonos en la atención plena. Cuando los hagas, presta atención a las sensaciones de tu cuerpo mientras te mueves y respiras, manteniéndote presente disfrutando y sintiendo ese momento.
Practica la gratitud: yo pusiera este como primer ejercicio del día. Suelo dedicar mis primeros minutos en la mañana a la oración (mi conversación mas hermosa con mi Creador), en donde suelo agradecer constantemente por tanto. Te recomiendo intentarlo con frecuencia: aparta un momento a cualquier hora de tu día para reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido -ese hábito marca una diferencia magnífica en la salud mental, por ende en la vida. Hay quienes hacen el agradecimiento como algo ínitmo silencioso, hay quienes hablan en voz alta con expresiones generales (por ejemplo, «Agradezco tanto por este día soleado, por este café, por las relaciones maravillosas con quienes conecto a diario») o escribiéndo frases de agradecimiento en un diario. Yo considero hoy día este ejercicio fundamental para vivir y así darnos cuenta de las tantas maneras para mejorar nuestras expresiones y comunicaciones diarias que nos llevarán a una positividad saludable.
Aliméntate conscientemente: si desayunas, practica una alimentación consciente prestando atención a los colores, sabores, texturas y olores de tu comida. Mastica lentamente y saboree cada bocado, toma tu tiempo necesario para detallar lo que te causa comer con un nuevo enfoque y experimentando plenamente los alimentos que consumes.
Establece una intención para tu día: muchos de nosotros quienes seguimos estas prácticas, antes de comenzar nuestras actividades típicas del día, nos tomamos un momento para reafirmar nuestra verdadera y real intención para el día. Y te invito a considerar ello especialmente esos momentos cuando estés desorientado, agotado, o confundido. Esto de aprender a establecer intenciones, te orientará a mantenerte consciente y alineada/o, o en algo de armonía, con tus verdaderos objetivos como persona y aliviará, de alguna manera, tu carga de avance durante el día. Muchas veces, cuando no tenemos claro nuestra intención para el día, se suma el estrés y el desánimo. No todas las personas funcionan bien sin tener una idea de qué hacer o lograr en un día, por muy pequeño que sea el objetivo o la meta. Lo importante es reconocerte y sentirte que vives a tu ritmo, y que puedes tomar el control de tu vida o tus cosas como te sienta capaz.
Algo que me ha encantado y respeto bastante sobre este tema del Mindfulness es notar cómo requiere que tengamos una actitud compasiva, humilde y sin prejuicios para así poder permitirnos simplemente estar presentes viviendo dignamente mientras apreciamos y atraemos momentos de alegría y satisfacción. El Mindfulness, al igual que la oración, ha sido parte de lo que me alivia, me inspira, y me da esperanza en tanto aspectos. Que tengas lindo día.